miércoles, 23 de enero de 2013

¡Empléate a fondo!



Buscar un empleo es un trabajo, y en momentos como los actuales, un duro trabajo que exige de altas dosis  de motivación, constancia, confianza y fuerza de voluntad.  Recursos, que no siempre nos acompañan y que echamos en falta con frecuencia cuando estamos “parados”. Problema: la motivación no se puede comprar. Hay cosas que ayudan a mejorarla pero, fundamentalmente, depende de nuestra actitud y de nuestro modo de afrontar la vida. Y como, afortunadamente, depende de nosotros, hay cosas que podemos hacer para mantenernos con fuerzas y motivados en el proceso de búsqueda de empleo.

¿Cómo puedo nutrirme de motivación?

En primer lugar, observemos el término motivación:  “motivación” = “motiva + acción”. Pues sí, lo primero es desligarnos del concepto de “estar parado”.  La búsqueda de empleo requiere acción, ponerse a trabajar en ello, ¡como si de un empleo se tratara!

¿Mandando un  montón de CV? ¿Estando muy pendiente de las ofertas de empleo? ¿Contestando rápidamente a todo lo que salga? Sí, pero no  exactamente. Buscar un empleo es mucho más que eso, sobre todo si queremos mantener nuestra motivación frente  a esta tarea.
Se trata de entrar en acción, de verdad, asumiendo las riendas de la situación en lugar de quedándonos a esperar esa “oportunidad” que a veces tarda tanto en llegar. Se trata de ponerse las pilas y empezar a “fabricar la oportunidad de encontrar ese empleo que queremos”.

Sólo de esta manera tendremos la sensación de gobernar nuestra situación de desempleo y, por lo tanto, mantendremos las fuerzas y el ánimo suficiente para seguir.


¿Qué implica el "dirigir" mi búsqueda de empleo? 

  • En primer término y aunque parezca muy obvio, identificar “qué es lo que quiero hacer con mi vida profesional”. Solamente si me gusta el trabajo que busco, pondré todo el esfuerzo en ello. Si no me “seduce” conseguirlo, me fallarán las fuerzas. Nadie se mata por algo que no le gusta. Y, ¿sabemos realmente lo que queremos? A veces no lo tenemos tan claro, y nuestra reacción es buscar más de lo mismo o aceptar cualquier cosa, con cierta resignación.

  • Hacer una seria valoración de qué puedo ofrecer yo en estos momentos. Descubriremos que es bastante más de lo que pensamos y, también, que hay capacidades y habilidades a reforzar. ¿Has repasado e identificado tus actuales puntos fuertes? ¿Tienes bien definido tu perfil profesional? En el futuro, cada uno diseñará su propio puesto de trabajo “a la medida de sus valores y capacidades”. Por ello, es importante ¡saber con qué competencias cuentas!

  • Importante: conocer  qué pide el mercado de trabajo”, cuáles son los requisitos para el tipo de puesto que busco. ¡Hay que investigarlo! Quizá hay que reforzar algo en mi perfil. Y no sólo eso, hay que investigar si se pide lo que yo puedo ofrecer o si, por el contrario, voy a tener difícil el encontrar un empleo en ese terreno. Debo ser consciente de ello. ¡Y no para abandonar tu sueño profesional!, sino para conocer bien el terreno que vas a pisar y adaptarte a él.

  • Llega el momento de decidir “¿Qué voy hacer para ofertarme como profesional?”. Como si se tratara de un plan de marketing, tengo que buscar las oportunidades para ofrecerme. Hay que planificar la acción, definiendo objetivos, actividades, indicadores,… y, por supuesto, tiempos. El tiempo puede ser un gran aliado o un tremendo enemigo de nuestra motivación, a la hora de buscar un empleo. El cómo lo gestionemos depende de lo que hagamos. ¡Si te quedas esperando a que aparezca el trabajo deseado, tu tiempo lo gestionan otros y no lo gestionas tú!

  • Y, ponerte a ello”. Ya, sin pararse a planificar más de la cuenta. Y,…¡a recoger resultados! Al principio puede que sean poco visibles, pero luego las oportunidades empiezan a surgir.

Pues muy bien, todo este proceso que puede parecer fácil o difícil, según cada uno, se convierte en una pesadilla si uno no está motivado. El simple hecho de ponerse a ello va a servir como elemento motivador, pues sentimos que estamos haciendo algo por cambiar la situación en lugar de estar parados y esperando a que la suerte o el destino decidan cuál es el futuro.  A medida que vayamos avanzando nos iremos motivando más y más. Pero ¿y al comienzo de este proceso, de dónde saco las fuerzas?



¿Cómo tomar el impulso inicial?

¿De dónde tomo las fuerzas para arrancar, para cambiar de actitud, para empezar a buscar un empleo de una manera proactiva? ¿Cómo saco ánimos para buscar otro empleo cuando el mío no me satisface y me hace estar apático?

Para mí hay tres cuestiones importantes.
1.- Fijarse objetivos muy claros, que mantengan nuestro entusiasmo. Esto es esencial para continuar día a día. Esos objetivos son los que me van a ayudar a mantener la pasión y el entusiasmo por un futuro distinto. Objetivos cortos, que sean positivos, que se puedan alcanzar y que impliquen retos.

2.- Incorporar ciertos hábitos diarios que mantengan la constancia requerida: madrugar, salir a la calle, cuidarme, hacer ejercicio, ver a los amigos; en definitiva, seguir llevando una vida normal, como cuando trabajaba. ¡Aunque no te apetezca salir a la calle, actúa como si te apeteciera; después de hacerlo unas cuantas veces, te va a apetecer!

3.- Recurrir al apoyo de profesionales que nos ayuden a tomar ese impulso inicial. Dependiendo de la situación en la que se encuentre cada persona, el apoyo de un coach, de un orientador o de un psicólogo servirá para enfocar el camino y para encontrar los motivos que nos arrancarán a actuar. Una buena autoestima, autoconfianza y equilibrio emocional, son los pilares necesarios para volver a recuperar la motivación y la ilusión por el empleo.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario