miércoles, 13 de noviembre de 2013

Tres cuestiones importantes para mejorar nuestras posibilidades de empleo



Hay muchas variables que influyen en el hecho de que uno pueda llevar mejor o peor la situación de desempleo pero, sin duda, el factor tiempo es uno de los que más pesa. Así, es normal que los parados pasen por distintas etapas a medida que transcurren los meses y siguen sin encontrar un trabajo. ¿Cuáles son esas fases? Las vemos, a continuación.

Historia de un desempleado


Durante las primeras semanas y a pesar del shock de quedarnos sin empleo, normalmente solemos reaccionar con fuerte dosis de energía y voluntad: mandamos un montón de CV, hacemos entrevistas, participamos en algún proceso de formación, comentamos con los conocidos nuestra situación por si pueden echarnos una mano y hacemos un montón de cosas para volver a trabajar.

A medida que pasan los primeros meses, el hecho de no encontrar empleo hace que caiga el entusiasmo y crezca la preocupación. Esto se nota en que los días empiezan a ser demasiado largos (aburrimiento al tener poco en qué ocuparnos), al tiempo que las semanas pasan a toda velocidad (el dinero, los ahorros, la prestación, van mermando o incluso, agotando). Es normal que cada vez estemos más aislados, que nos sintamos más solos y que empecemos a poner en duda el que encontremos algún día un empleo, como el que perdimos.

En una tercera fase, el tiempo llega a dejar un importante rastro. La persona tira la toalla y el parado abandona la búsqueda activa de empleo. La apatía y el desánimo se extienden al conjunto de las actividades diarias y es fácil caer en los desórdenes de las comidas, el sueño, etc. Uno se siente poco integrado en la sociedad porque tiene la sensación de participar poco de ella. Esta etapa puede derivar en estados de depresión provocados por la sensación de indefensión a la que llega la persona cuando ve el futuro como un callejón sin salida.

Hemos pasado de ver la botella llena a verla medio llena, medio vacía y vacía del todo. ¿Es fácil seguir esta deriva? Sí, si no se encuentra empleo pronto y no se articulan los mecanismos para gestionar adecuadamente ese periodo de desempleo.

Tres cuestiones básica para afrontar el periodo de desempleo


¿Qué mecanismos son los que nos ayudan? Básicamente, tres:
  1.  Una actitud positiva y proactiva.
  2.  Trabajar por la empleabilidad, como objetivo.
  3.  Desarrollar ciertos hábitos en nuestra vida diaria.

Una actitud positiva y proactiva

Afrontar cualquier reto desde la queja y el desánimo resta energía y nos desenfoca. La decisión contraria, la de vivir el periodo de desempleo desde una posición de crecimiento, es absolutamente personal. Está únicamente en nuestras manos el tomar la decisión de llevar las cosas de una manera proactiva, tomando las riendas de nuestro futuro y sintiendo que controlamos, de algún modo, las circunstancias.

Si no está en tus manos cambiar una situación que te produce dolor, siempre podrás escoger la actitud con la que afrontes ese sufrimiento (Viktor Frankl, psiquiatra)

Mantener una actitud positiva ante circunstancias adversas no resulta una tarea sencilla. ¿Cómo podemos conseguirlo? Buscando una motivación.


Buscar una motivación: objetivo, mi empleabilidad


Encontrar un empleo es el reto de cualquier parado. Un reto que, sin embargo, no nos sirve como objetivo para gestionar nuestro tiempo de desempleo.

Un objetivo, para que sea definido como tal, debe depender de nosotros, de lo que hagamos o dejemos de hacer. El de encontrar un empleo depende, entre otras cosas, de que el mercado de trabajo busque un perfil profesional como el mío. Si el mercado no lo necesita, de nada servirá todo lo que yo haga. El objetivo, por lo tanto, no depende exclusivamente de mí. Y esta situación me lleva a una sensación de impotencia donde frecuentemente, se cae en la queja.

Necesito un objetivo que dependa de mí, que controle y del que yo me pueda hacer responsable. Un reto en el que yo esté tan implicado que sea el motor que me ayuda a levantarme cada mañana. Sólo así sentiré que domino mi vida. Y ese objetivo, en términos de empleo es el de mejorar mi empleabilidad, es decir, el de hacer todo lo que esté en mi mano por asegurar la mejor preparación profesional.

Mejorar nuestra cualificación para acceder y desempeñar adecuadamente el trabajo que deseamos es la mejor inversión que podemos hacer en tanto encontramos un empleo. El observar como día a día nos encontramos más seguros y capacitados, nos aporta seguridad a la hora de enfrentarnos a las entrevistas de trabajo y nos refuerza en nuestra lucha por acceder de nuevo al mercado laboral.

En mi post “Objetivo, la empleabilidad” os doy algunas pistas sobre cómo trazar el plan de trabajo para hacer de este reto una motivación.
Como en cualquier otro ámbito de la vida en la que emprendemos nuevos retos y nuevos aprendizajes, no vale con tener buenas intenciones, hay que llevarlas a la práctica con firmeza y tenacidad.


Desarrollar ciertos hábitos en nuestra vida diaria


Afrontar cada día cuando se está en el paro no es tarea fácil. Hay que hacer un esfuerzo por ponerse a “trabajar” en la mejora de la empleabilidad y por sostener esa actitud positiva y proactiva. Hay que alimentar esa fuerza y energía que nos ayudan a seguir, a pesar de las circunstancias. Y para ello, lo mejor es desarrollar ciertos hábitos muy “nutritivos” que nos mantendrán en forma física, mental y emocional.
  • Levantarse temprano, no abandonándonos al hecho de no tener la obligación de madrugar. Intentar seguir un horario con relación al sueño y a las comidas. 
  • Asearse y arreglarse para, a ser posible, salir a la calle a despejarnos y disfrutar del aire libre. No quedarnos todo el día en casa, con el pijama puesto y sensación de abandono.
  • Organizarse el día como cuando uno trabajaba, con agenda incluida si es necesario. Si vamos a trabajar por nuestra empleabilidad tenemos tareas que hacer. Pasar de estar des-ocupados a estar ocupado.
  • Relacionarnos, hablar con gente y compartir momentos que nos saquen de la soledad que se siente en ocasiones.
  • Hacer partícipes a los demás de nuestro plan de empleabilidad. No olvidemos que la mayoría de los trabajos se consiguen a través de contactos. Que los demás sepan cómo estamos mejorando nuestra cualificación.
  • Desarrollar alguna actividad lúdica y de cuidado físico: un buen paseo, la práctica de algún deporte, etc.
En definitiva, es fundamental crear pautas que aumenten la probabilidad de volver a integrarnos en la cadena social y profesional, con una buena preparación, sentimiento de seguridad y sensación de control.

Ante la adversidad, el sentir que controlas tus circunstancias te hace crecer en autoestima y auto control (Luis Rojas Marcos, psiquiatra)

2 comentarios:

  1. Me parece que esos mecanismos que expones son una guía muy útil y reconfortante para quien se encuentra en esa situación tan crítica.
    Acabo de conocer Coursera, una universidad virtual desarrollada en la prestigiosa universidad de Stanford que ofrece cursos gratuitos de muchas y variadas especialidades, en español, inglés y otros idiomas.
    Y he pensado que puede ser una herramienta para mejorar la empleabilidad y para mantenerse ocupado.
    https://www.coursera.org/

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  2. Muchas gracias Victoria,

    Efectivamente, estos cursos son muy útiles e interesantes de cara a la empleabilidad y, además, ofrecen una oportunidad para formarse gratuitamente y desde casa. Los de Coursera tienen mucha fama. Te dejo el enlace a una página en la que mencionan distintas universidades que hacen cursos de este tipo (MOOC) en español.

    http://andaluciaorientasue.blogspot.com.es/2013/09/directorio-de-entidades-que-ofrecen.html

    Un saludo y gracias por tu comentario Victoria

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