sábado, 11 de enero de 2014

¿Quieres cambiar de profesión y no sabes a qué dedicarte? Esperando a la serendipia en el cambio profesional.


Muchas personas están deseando dar un giro importante en su vida laboral. La falta de motivación, los malos horarios, el estrés… están detrás de este deseo. Tienen en mente abandonar su actual empleo para buscar otro, en un sector o tipo de actividad distinta. En ocasiones, la persona sabe hacia dónde dirigir sus pasos pero, en otras, no tiene claras las ideas sobre a qué podría dedicarse en el futuro.

Es en este último caso, cuando se suele confiar en la “hada Serendipia” para que nos ilumine el camino y nos muestre ese trabajo que nos hará más felices. Esperamos que aparezca una señal que nos de pistas para iniciar el cambio. Pero el tiempo pasa y no surge esa “chispa”. La serendipia no llega.

¿Qué es la serendipia?

Serendipia es sinónimo de  casualidad, coincidencia o descubrimiento. Suele referirse a “un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta”. (Wikipedia).  El término deriva del inglés serendipity, neologismo acuñado a partir de un  cuento tradicional persa «Los tres príncipes de Serendip» en el que los protagonistas, unos príncipes de la isla Serendip, solucionaban sus problemas a través de increíbles casualidades. 

Hablamos de serendipia cuando descubrimos algo por casualidad. Por ejemplo, cuando Colón descubrió América. En el terreno laboral, serendipia es ese proyecto, oportunidad, contacto… que, de repente, te descubre ese algo a lo que te gustaría dedicarte. Casos, hay muchos, es cierto. Seguro que casi todos conocemos a alguien que un día sorprendió a todos, abandonando su trabajo y dando un giro radical a su vida profesional. Y le va bien, entre otras cosas, porque está enamorado de lo que hace.

El problema surge cuando la serendipia no llega, cuando quiero “reinventarme” y no sé a qué dedicarme, cuál es mi vocación.

Encontrar la vocación perdida

No existe una única identidad profesional. Cuando uno es joven elige prepararse para esto o aquello, desde su escasa experiencia de vida, desde el desconocimiento del mercado laboral, desde la proyección de vida propia de la juventud. Con suerte uno acierta pero no es raro que con los años y a medida que las circunstancias vitales cambian, tanto los intereses como las pasiones y los objetivos, dejan de ser los que eran. Entonces puede ocurrir que aquello que nos satisfizo a los veinte, ya no nos guste a los cuarenta. Y dejamos de identificarnos con la profesión que nos dio de comer durante unos cuantos años.

¿No era nuestra verdadera vocación? ¿Nos equivocamos al elegir? Puede, pero es probable que no sea así. Puede ocurrir que el desencuentro se deba simplemente a que nuestros gustos han cambiado y que esa identidad profesional ya no sirve para satisfacerlos. En cualquiera de las dos situaciones, la tarea es la misma: generar una nueva identidad profesional, más que buscar “la” vocación perdida.

La iluminación de la serendipia

http://bit.ly/1iZgdR8
Decidir a qué dedicarse, aquí es donde puede surgir la dificultad. Son afortunados aquellos que tienen clara cuál es la reorientación que quieren dar a su vida. Y más, si pueden transferir buena parte de sus conocimientos y experiencias al nuevo empleo (nota: se suele aprovechar bastante más de lo que uno sospecha al inicio). En muchos casos, es el tiempo el que va clarificando poco a poco esa identidad profesional. Los hobbies y actividades de tiempo libre dan muchas pistas.

Para otros, es la serendipia la que marca un antes y un después, iluminando como un “hada” esa señal que nos orienta. Sin embargo, lo normal es que ese momento “ajá” no llegue de ese modo y, mucho menos, al inicio del proceso.

Herminia Ibarra (profesora de Comportamiento Organizativo en la escuela de negocios INSEAD) defiende que “La transición profesional no es un camino directo hacia una identidad predeterminada, sino un viaje tortuoso a lo largo del cual probamos un conjunto diverso de "personalidades posibles" en las que podemos convertirnos”.  Ibarra nos da varios prácticos consejos para encontrar esa identidad:

    • Deja de intentar encontrar una única y verdadera personalidad. Centra tu atención en las muchas personalidades posibles que quieres poner a prueba.
    • Identifica proyectos que puedan ayudarte a comprender mejor una nueva línea de trabajo o estilo de trabajar.
    • No esperes que el momento de la revelación de la verdad sea como un cataclismo. Utiliza los sucesos diarios para encontrar significado a los cambios por los que estás pasando. Con el tiempo irá perfilándose.



      Es decir, lánzate a ir probando tus múltiples opciones profesionales. En la medida en la que puedas, vete acercándote a esas identidades y valorando cómo te sientes en ellas. Ten paciencia y abre bien los ojos para percibir aquellos momentos, personas o circunstancias que te pueden ayudar en la identificación de una nueva vocación. Y reconoce los pequeños cambios que vas experimentando durante el proceso. Ellos te irán marcando el camino y te darán señales de por dónde seguir.

      Tómate tu tiempo, no siempre tenemos la serendipia de encontrar esa nueva identidad al segundo día de búsqueda. El ¡“ajá”, este es mi sitio!, llegará tras invertir talento, entusiasmo y determinación en ese viaje de aventura.


      Así pues, lo mejor que puedes hacer si quieres “reorientar” tu carrera y no sabes por dónde empezar, es ponerte a ello, que poco a poco irás descubriendo cuál es tu camino.

      http://bit.ly/KMDGpS


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      2 comentarios:

      1. La verdad es que cada día más personas se encuentran con el deseo o la inquietud de cambiar de trabajo. Muy buen post sobre la motivación y los procesos necesarios para llegar a cumplir esta meta. ¡Enhorabuena!

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      2. Gracias Laura, me alegro de que te haya sido interesante y espero que te sea útil si, en algún momento, está en esa situación.

        Un saludo,

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