En tu caso concreto, ¿te gusta tu trabajo? ¿te motiva lo que
haces? Probablemente la respuesta afirmativa o negativa dependa de cómo
respondas a estas tres cuestiones:
- * ¿Gozas de autonomía en tu trabajo? ¿sientes que diriges tu vida profesional?
- * ¿Estás comprometido con lo que haces? ¿sientes que tus destrezas son infinitas?
- * Lo que haces ¿te permite perseguir tus metas? ¿tiene una finalidad que va más allá de ti mismo?
Tres claves
Autonomía, dominio y
finalidad, estas son las tres patas
que sostienen la motivación en el trabajo.
Mucho se ha escrito sobre los factores que explican por qué
unas personas se levantan cada mañana con ganas de ir a trabajar y otras, por
el contrario, no encuentran el motivo para hacerlo con un mínimo de alegría.
Daniel H. Pink, consultor y asesor político aborda este tema en su libro “La
sorprendente verdad sobre qué nos motiva” y hace hincapié en dos cuestiones.
Factores extrínsecos
La primera, que el siglo XXI y la crisis ha traído cambios
en el nivel de compromiso de los trabajadores para con la empresa. Este
compromiso ha ido decayendo hasta el punto de generalizarse cierta desilusión o
desencanto laboral. Las razones…,
analicemos algunas.
Durante el siglo XX el sistema de gestión de los RRHH se
sustentaba en las retribuciones y castigos, es decir, en recompensar el
comportamiento que se buscaba y castigar la conducta que se quería evitar.
Estamos refiriéndonos, por tanto, a motivadores extrínsecos basados en: “si
haces esto, entonces recibirás o evitarás aquello”. Este modelo de “el palo
y la zanahoria” es apropiado para trabajos rutinarios, que funcionan con instrucciones
claras y donde prima el cumplimiento de una serie de normas y procedimientos.
Factores intrínsecos
El siglo XXI trae cambios: se empiezan a valorar habilidades
como la creatividad o la toma de decisiones. ¿Por qué? Porque nos enfrentamos a tareas más complejas,
más “conceptuales” y menos sistematizadas en las que las cosas no están tan
predefinidas. La tecnología y la deslocalización (a otros países) desplazan lo
rutinario para dar entrada a actividades que exigen soluciones más creativas,
innovadoras o distintas. Pues bien, para dar respuestas nuevas e interesantes es
importante disfrutar con lo que se hace, obtener placer con el desempeño de la
tarea y satisfacción con el trabajo que se realiza.
La segunda cuestión sobre la que insiste Daniel H. Pink es la
relacionada con las consecuencias en la motivación laboral. ¿Qué busca el
trabajador del siglo XXI? Además de un salario digno y el reconocimiento por el
trabajo bien hecho, la persona busca factores de motivación intrínsecos
relacionados con el tipo de actividad que realiza y con cómo la realiza;
factores cercanos a cuestiones como disponer
de cierta libertad, encontrar reto y compromiso en la tarea y dar con el “para
qué trascendente” de la propia actividad. O en palabras del autor autonomía,
dominio y fines.
Autonomía
“Tal vez haya llegado el momento de echar el concepto de ‟dirección”
a la papelera lingüística junto con ‟fresquera” y ‟carruaje sin caballos”.
Nuestra época no requiere una dirección mejor, sino el renacimiento de la
autogestión.”
Dominio
“En nuestras aulas y en nuestros despachos vemos demasiada obediencia y
demasiado poco compromiso. Lo primero te puede ayudar a superar el día, pero
solo lo segundo te ayudará a superar la noche”
“El dominio es una perspectiva mental: requiere la capacidad de ver tus
destrezas no como finitas, sino como infinitamente improbables. El dominio es
una lata: exige esfuerzo, agallas y práctica deliberada. Y el dominio es una
asíntota: es imposible de alcanzar plenamente, lo cual lo convierte en
frustrantes y seductor al mismo tiempo”
Fines
“La búsqueda de una finalidad forma parte de nuestra naturaleza, pero
esta naturaleza se está revelando y se está expresando ahora mismo a una escala
demográfica sin precedentes y que hasta hace poco resultaba difícilmente
imaginable. Las consecuencias podrían rejuvenecer nuestros negocios y replantear
nuestro mundo.”
Autonomía, dominio y fines. Habrá empleos o tareas concretas
que seguirán funcionando bajo las premisas del siglo XX, pero una gran mayoría de
los puestos de trabajo actuales requieren de un modelo de motivación distinto,
acorde con organizaciones distintas, que sustituyan el desencanto por ilusión.
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