Tener una adecuada cualificación garantiza el estar mejor posicionado en el mercado laboral. A mejor preparación, mejores perspectivas de empleo. Y más, en tiempos de crisis. Sin embargo, elegir la formación adecuada a mis necesidades profesionales no es sencillo. En este post voy a centrarme en cómo construir el propio proceso de aprendizaje,…el propio…, no el que determinan otros. Hay que distinguir entre la formación que me facilita mi empresa - para garantizar su competitividad - y la que debo procurarme yo mismo - para asegurar mi empleabilidad-. Ambas son esenciales: mediante la primera contribuyo a la continuidad de mi actual empleo, mediante la segunda, dirijo y gestiono mi vida laboral.
sábado, 27 de octubre de 2012
Construir el propio proceso de aprendizaje
Tener una adecuada cualificación garantiza el estar mejor posicionado en el mercado laboral. A mejor preparación, mejores perspectivas de empleo. Y más, en tiempos de crisis. Sin embargo, elegir la formación adecuada a mis necesidades profesionales no es sencillo. En este post voy a centrarme en cómo construir el propio proceso de aprendizaje,…el propio…, no el que determinan otros. Hay que distinguir entre la formación que me facilita mi empresa - para garantizar su competitividad - y la que debo procurarme yo mismo - para asegurar mi empleabilidad-. Ambas son esenciales: mediante la primera contribuyo a la continuidad de mi actual empleo, mediante la segunda, dirijo y gestiono mi vida laboral.
sábado, 13 de octubre de 2012
Construir el propio proceso de cambio
Durante nuestra vida de estudiantes es normal que nos planteemos ¿qué quiero estudiar?, ¿a qué me quiero dedicar? Lo habitual era que la primera elección llegara en la época escolar, ¡¿ciencias o letras?! Pocos años después, había que elegir la carrera profesional,… medicina, derecho,… peluquería, cocina,…ventas,….. Y a partir de aquí, las decisiones se reducían pues el desarrollo laboral se solía enmarcar en el mismo ámbito sectorial o profesional. Sin embargo, las cosas están cambiando.
La actual situación laboral nos incita a efectuar giros
profesionales “con mayúsculas”, en los que ya maduros, volvemos a plantearnos
esas mismas cuestiones de juventud. ¿Cómo se vive con 40 o 50 años la cuestión
de “y ahora ¿qué quiero hacer”?, ¿Cómo
se enfoca un cambio total de profesión? A esto dedicaré este post, a poner el
acento en algunas de las cuestiones que hacen de este proceso un reto
estimulador en el que, si se plantea bien, impera una actitud rejuvenecedora en
la que se aprovechan las mayores diferencias respecto a aquellas primeras
elecciones profesionales: pleno
protagonismo, responsabilidad y compromiso junto con una amplia experiencia
laboral.
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