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Virginia satir |
Yo soy yo.
En el mundo entero no hay nadie
que sea exactamente como yo.
Hay personas que tienen cosas
que se me parecen, pero nadie llega a ser exactamente como yo. Por lo tanto,
todo lo que sale de mí es auténticamente mío porque solo yo lo elegí.
Soy dueña de todo lo que me
constituye: mi cuerpo y todo lo que mi cuerpo hace, mi mente y con ella todos
mis pensamientos e ideas, mis ojos y también las imágenes de todo lo que ellos
ven, mis sentimientos, sean los que fueren (enfado, júbilo, frustración, amor,
desilusión, entusiasmo); mi boca y todas las palabras que de ella salen
(corteses, dulces o ásperas, correctas o incorrectas), mi voz, áspera o suave,
y todas mis acciones, ya se dirijan a otros o a mí misma.
Soy dueña de mis propias
fantasías, de mis sueños, mis esperanzas y mis miedos. Son míos todos mis
triunfos y mis éxitos, mis fallos y mis errores.
Como soy dueña de todo lo que
hay en mí, puedo relacionarme íntimamente conmigo misma. Al hacerlo, puedo
amarme y ser amiga de todo lo que hay en mí. Entonces puedo trabajar toda yo,
sin reserva, para mi mejor interés.
Sé que en mí hay aspectos que
no entiendo, y otros que no conozco, pero mientras me acepte y me quiera puedo,
con ánimo valiente y esperanzado, buscar las soluciones a los enigmas y las
maneras de saber más cosas de mí misma.
Todo lo que miro y digo,
cualquier cosa que exprese y haga, y todo aquello que piense y sienta en un
momento dado, soy yo. Todo esto es auténtico y representa dónde estoy en ese
momento del tiempo.
Cuando más adelante evoque qué
aspecto tenía y cómo hablaba, lo que decía y lo que hacía, cómo pensaba y
sentía, algunas partes pueden parecerme fuera de lugar. Puedo descartar lo que
no me viene bien y conservar lo que me parezca adecuado, e inventarme algo
nuevo que reemplace a lo que haya descartado.
Puedo ver, oír, sentir, decir y
hacer. Tengo los recursos para sobrevivir, para estar próxima a los demás, para
ser productiva, para encontrar sentido y orden en el mundo de las personas y
las cosas que existen fuera de mí.
Soy mi propia dueña, y por lo
tanto puedo hacerme a mí misma.
Soy yo, y estoy bien tal como
soy.
Virginia Satir (1916-1988) fue una terapeuta
norteamericana, especializada en la intervención familiar sistémica. Su trabajo
se ha basado en la importancia de la comunicación y el auto-conocimiento,
siendo la autoestima el fin a buscar. Entre sus principios, resalta su
confianza en la persona como agente de cambio, es decir, su convicción de que
todos estamos capacitados para crecer y para abordar las transformaciones
necesarias que la vida nos demanda.
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