No soy una "fan" de IKEA pero me ha encantado:
En momentos de crisis
como los actuales y, aun más, cuando volvemos a retomar los hábitos tras las
vacaciones de verano, un pequeño cambio en nuestro día a día puede abrirnos a
un mundo de novedades y descubrimientos. Y, lo más normal, es que posiblemente,
ni lo intuimos.
Hay veces en la vida que nos “anclamos” en la zona de confort y
soportamos “compartir un banco” en el que estamos incómodos por pereza, miedo, inercia
o ansiedad ante el hecho de hacer algo distinto. El “como todos los días” se impone. Y acabamos mirando siempre al
mismo sitio y reduciendo las opciones que nos permiten disfrutar más de la
vida.
Acabar con esta situación
es, en ocasiones, complicado (un divorcio, por ejemplo); no me refiero con el
post a cambios tan fuertes como este. Sin embargo, en otros muchos casos el romper
con la monotonía requiere de cuestiones sencillas: metafóricamente de dar el
paso de “comprar una simple silla”; es decir, de hacer una pequeña renovación
en nuestra vida.